Extenuado de mil planetas,
en la sala de la nada,
mira la fuente de creación,
por una digna bendición.
Busca chispa de fé eterna,
socorrido por antiguos,
eso por lo que vale vivir,
también por lo que vale morir.
Ve un globo color piélago,
cual iris de lobo voraz,
más allá en un firmamento,
en eras de tiempo lento.
Aquel ángel de una ala,
anfitrión de emociones,
no imagina canalizar,
la energía desmenuzar.
Héroes llaman a la cancela,
-Atrévete hijo de luz-
Grandiosa vía en el hado,
allí el seno del vado.
Del cielo al ripio llegamos,
brillando la vida pasar,
con esperanza ha de guiar,
la verdad de todas las cosas.
En la grande cueva medita,
flujo del mundo encuentra,
con plena esencia bendita,
remenda las obras transpuestas.
Y las montañas vibraron...
jueves, 28 de enero de 2010
Fé
Maxwell Walt.
Escrito por Maxwell Walt 28 hijos del aire libre
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